Mi relato no es solo mi relato es el de muchas mujeres, madres, hijas, abuelas, hermanas, tías, primas, que vivimos este aislamiento desde la sobrecarga de trabajo, siendo conscientes que no era algo que ya no viviéramos en el pasado, pero el tiempo que vivimos lo intensificó, junto con los sentimientos de estrés, depresión, ansiedad que traía cada día, con la incertidumbre de cuánto tiempo estaríamos atrapadas, aisladas, sumergidas en esa cotidianidad.