Daniela Luna - San Cristóbal

Cartografía de la ciudad sueño

En cada tejido y bordado representa la utopía de mi ciudad, una ciudad que sueño desde que descubrí que se podía leer con los pies, pues entendí que el corazón es el que primero atraviesa los espacios antes que mi cuerpo. A Wislawa, a Rupi Kaur. Les agradezco por suscitar pensamiento nuevo atravesando palabras detonantes sobre el camino: resistencia, realidad, sueño.

“Fue cuando dejé de buscar un hogar en los otros y levanté los cimientos de un hogar dentro de mí, que encontré que no había raíces más íntimas que las que hay entre una mente y un cuerpo que han decidido estar completos”.
Rupi Kaur

LA REALIDAD

La realidad no se desvanece
como se desvanecen los sueños.
Ni ruidos ni timbres
la dispersan,
ni gritos ni estruendos
la interrumpen.

Las escenas en los sueños
son equívocas y ambiguas,
lo que se puede explicar
de muy distintas maneras.
Lo real representa lo real,
por eso es mayor su misterio.

Para los sueños hay llaves.
La realidad se abre sola
y no se deja cerrar.
Por el resquicio se asoman
certificados y estrellas,
se derraman mariposas
y almas de viejas planchas,
gorros sin sus cabezas
y los cráneos de las nubes.
De esto surge un acertijo
que no tiene solución.

Sin nosotros no habría sueños.
Aquel sin quien no habría realidad
no es conocido,
y el producto de su insomnio
se contagia a todo el que despierta.

No deliran los sueños,
delira la realidad
aunque sea por la insistencia
con que se aferra
al curso de los acontecimientos.

En los sueños aún vive
nuestro difunto reciente,
goza de buena salud,
se ve incluso más joven.
La realidad tiende ante nosotros
su cuerpo sin vida.
No retrocede ni un paso.

Los sueños son tan ligeros
que la memoria se los quita de encima fácilmente.
La realidad no tiene que temerle al olvido.
Es un hueso duro de roer.
Nos trae de cabeza,
nos pesa en el alma,
se nos enreda en los pies.

No hay escapatoria,
la realidad nos acompaña en cada huida.
Y no hay una estación
de nuestro itinerario
en la que no nos espere.

Wislawa Szymborska

En el bordado encontrarás una historia, o quizás muchas historias, la posibilidad de pensar en una realidad alterna, donde no se limite el pensamiento y la libertad de expresión sea una apuesta colectiva, la solidaridad sea el derrotero de día a día y la resistencia sea nuestra ideología. Nuestro cuerpo, una pequeña ciudad, aquel territorio que nos une; nuestro cuerpo como territorio de libre decisión. Cuerpos que escriben diversidades, relieves que condensan modos de habitar, pieles que surcan historias. 

En el andar, mis pies piensan el caminar, mi cerebro siente la raíz de esa piel que camina. Tejemos comunidad en cada gota de sudor, paso andado, caricia irreversible, mirada cuidadora y palabra entregada.

En la representación textil, nace el contorno de esa ciudad que nos pertenece, es la cartografía del hábitat físico que construimos más allá de la individualidad y que pone en juego la subjetividad de las relaciones humanas.

Conoce aquí más de su trabajo
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