Mi cercanía con el bordado ha estado presente en todas las etapas de mi vida pues es un elemento fundamental en mi vestimenta ancestral y tradicional.

Por parte de mi papá provengo de una cultura Milenaria indígena de origen extranjero (KICHWA – OTAVALO), mientras que por parte de mi mamá mis orígenes provienen de la región CUNDIBOYACENSE.

Crecí recibiendo la tradición oral milenaria de nuestros usos y costumbres por parte de la familia de mi papá. En cuanto al traje tradicional de las mujeres siempre está presente los bordados, en donde se manifiesta la simbología y cosmovision de nuestra cultura, como por ejemplo las flores, los animales, montañas, entre otros (recordándonos que somos parte de la naturaleza y no dueños de ella).

Mi experiencia como bordadora surge con la admiración por mi tía LUZMILA TUNTAQUIMBA quien se dedicaba a este bello arte y se encargaba de hacer muchas de las camisas que hora tenemos y aún conservamos sus sobrinas, hermanas, cuñadas y muchas personas más que adquirieron sus productos. Este oficio era uno de sus sustentos económicos acá en Bogotá.

Al año de que falleció mi tía yo me encontraba viviendo en Otavalo junto a mi nueva familia e inicie con el bordado de mi primera camisa para mi uso personal con la guía de mi suegra. En el año 2018 nació mi segundo hijo y en este caso fue una mujercita, por lo tanto inicié el bordado de su camisa, pero no la continué por motivo de viaje de regreso a BOGOTA en el año 2019.

Al ver la convocatoria de HILANDO RELATOS me motive mucho en poder realizar la camisa de mi hija, especialmente porque necesitaba ocupar mi mente en actividades que me alejarán de la realidad por la que estábamos viviendo, pues tuvimos un fuerte brote de COVID-19 en nuestra casa (todos nos infectamos mis abuelitos, mis padres, mis hermanitos, mi esposo e hijos). Fue una angustia muy terrible en esos días y la verdad no tuve tiempo de dedicarme al bordado tal vez como hubiese querido.

A mediados de febrero realice el dibujo que quería bordar, en este caso decidí que iba a ser un mensaje para mi abuelito BUENAVENTURA PALACIOS, el cual era el último integrante de la casa que teníamos hospitalizado. El bordado decía “Abuelito te estamos esperando” tenía la esperanza de entregárselo apenas saliera de la UCI. Sin embargo todo dio un giro inesperado y mi abuelito falleció el 25 de ese mes en horas de la noche, y en el poco tiempo que tuve especialmente en el transcurso de la madrugada, cambié el mensaje y bordé su regalo antes de su inhumación.

Es así como él se llevó el último regalo que de mi parte pude entregarle, con el mismo amor y agradecimiento de siempre por haber sido un abuelito sabio, bondadoso, amoroso y maravilloso.

Ahora con más calma y el corazón resignado pero más tranquilo, iniciaré el bordado de la camisa de mi hijita como una responsabilidad y parte de la transmisión de saberes que vienen de generación en generación.