La consigna era bordar la cuarentena, bordar cómo viví ese momento que pareciera no acabar aún, intentar plasmar todo lo vivido en una tela. Siento que pasaron demasiadas cosas acá en casa, unas no tan buenas ni disfrutables, algunas de ellas conjugadas en insomnio y tristeza, otras un poco más aceptables y algunas definitivamente necesarias. Esas últimas me salvaron y a ellas las bordé. Y entre ellas están Ramona que literalmente me rescató, también está la música que alimentó cada pared de esta casa, además de mis plantas que me recordaban que había que seguir respirando y finalmente bordar, que evitó que me volviera una persona normal.