Para muchos es posible que durante el confinamiento ocurriera un encierro dentro del encierro. Al vivir con otros y con limitados espacios comunes, las habitaciones se convirtieron en el único lugar personal, en el espacio para ser y hacer.
Además este tiempo significó un momento para pensarse a si mismo, como individuo y en relación con los demás, haciendo más evidente como nos necesitamos los unos a los otros.
En la pieza se unen ambos pensamientos, está inspirada en el libro “El arbol rojo” de Shaun Tan.